En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de Sevilla, por meterse a afeitar a oscuras. Habêa en la ilustrêsima ciudad de Sevilla, allÞ por los tiempos en que llegaban a la Torre del Oro, que a la margen del claro y profundo Guadalquivir se levanta, los galeones cargados de oro que venêan de las Indias, y cuando reinaba en Espaía el seíor rey don Felipe el Segundo, de clara y pavorosa memoria, en la calle de las Sierpes, y en una rinconada a la que jamÞs llegaba el sol, como no fuese en verano y al mediodêa, un tinglado de madera, de dos altos, desvencijado y giboso, al que llamaban casa, y en el cual vivêa una valiente persona, cuyo apellido y nombre de pila ignoraba æl mismo, que si los tuvo olvidolos, y nadie le conocêa ni æl respondêa mÞs que por el sobrenombre de VivÞis-mil-aíos, cortesanêa que empleaba para saludar a todo el mundo. Era de mediana edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta, de no mala apariencia, agradable y sonriente el rostro, morena la color, agudas las facciones, sutil la sonrisa, la mirada rebuscona, y no mezquino el cuerpo;.
Wednesday, March 21, 2018
El manco de Lepanto: Episodio de la vida del prêncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes-Saavedra
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